“Los dueños del poder se refugian en el pasado, creyéndolo quieto, creyéndolo muerto, para negar el presente, que se mueve, que cambia; y también para conjurar el futuro”
Eduardo Galeano. De espaldas a la vida.
Refugiarse en un pasado
quieto, lo hemos visto hace pocas semanas, tras la abdicación del rey, cómo se
ha apelado a estos casi 40 años de estabilidad, para no cambiar nada.
Refugiarse en un pasado
quieto, lo hemos visto en el último pleno del Ayuntamiento de Montemayor en el
que ante una propuesta de IU pidiendo un referéndum en el que el pueblo pudiera
decidir su modelo de jefatura de estado, el PSOE de Montemayor apela al “buen
trabajo” realizado por el rey en el pasado para votar en contra de ese
referéndum. Incluso ULIA, apela a su pasado republicano, pero se abstiene,
demostrando que considera su pasado como algo muerto, sumándose al poder y
defraudando, una vez más, las expectativas de renovación que creó entre sus
votantes.
Refugiarse en un pasado
quieto, es también querer negar la memoria histórica, esa que hace removerse al
pasado para afirmar el presente.
Refugiarse en un pasado
quieto es, en definitiva, no creer en que el mundo puede y debe cambiar. Que el
poder debe cambiar de dueños y que esos dueños deben ser aquellos que creen que
el mundo no va a cambiar solo.
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