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miércoles, 27 de agosto de 2014

Víctima 1950: Mi nombre es Farah y soy de Gaza

Autor: Antonio Soto

Mi nombre es Farah, soy de Gaza,
pero podría llamarme víctima 1950, víctima inocente, víctima civil.
No me llames, por favor, daño colateral, no me llames legítimo derecho a la defensa.
Mi nombre es Farah y tengo rostro de mujer,
aunque puedo tener rostro de madre desesperada,
podría tener rostro de padre impotente,
podría tener rostro de niño en sus brazos,
podría tener rostro de quien piensa que la paz es un breve lapso de tiempo que nos acerca a otra guerra,
podría, incluso, no tener rostro como triunfo de lo inhumano.
Pero mi nombre es Farah y quiero, al decir mi nombre,
que mi rostro los contenga a todos,
porque confío en que, si hoy me ven,
mañana seguiré siendo.

viernes, 27 de junio de 2014

¿Es esta nuestra Europa?





Me encuentro con una noticia,  de esas que pasan sin pena ni gloria, que nos informa de que: “El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó hoy una resolución que constituye el primer paso hacia una norma internacional que obligue a las empresas con operaciones transnacionales a respetar los derechos humanos.

Creo que es una gran noticia, ¿Quién puede estar en contra de que se respeten los derechos humanos? ¿Quién puede estar en contra de que se les obligue a las empresas transnacionales a que se comprometan a respetar la dignidad de todo ser humano?¿Quién puede estar en contra de que el trabajo se desarrolle respetando los derechos  humanos de los trabajadores?, me gustaría incidir, todavía, en esta pregunta, porque se supone que quien no respeta los derechos humanos son esas dictaduras que usan la imposición, la persecución, la violencia, supongo que a esos estados les importa un pimiento que la ONU, o quien sea, les hable de derechos humanos ¿Quién, en consecuencia, votó en contra de esta resolución?, pues, ¡Oh sorpresa! Votaron en contra: Europa, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur… ¡Por favor! Que no perdamos dinero, aunque sea a costa de violentar los derechos de unos cuantos millones de parias, sin tierra e ilegales.
¡Qué vergüenza! ¿Es esa la Europa que queremos? ¿Es esa la Europa que se legitima para hablar de democracia y criticar a los que no siguen su modelo, para acabar claudicando y bajándose los pantalones ante las transnacionales?

En esta ocasión los países en vías de desarrollo ganaron la partida, pero eso no me quita la vergüenza, esta no es mi Europa, habrá que seguir luchando para cambiarla.