viernes, 8 de agosto de 2014

No miremos mucho a Pedro, que es para nada.


Con lo que está lloviendo hace ya varios años, hay muchísima  gente que no cree ni en la política ni en los políticos, sin embargo sí parece que creen en los banqueros y en los grandes empresarios (algo muy grave en democracia).

El que no roba y esconde es por que no tiene dónde”.

Este refrán o estas frases, las vengo escuchando desde siempre y solían venir de personas del mundo del trabajo  en la mayoría de los casos mayores que yo.

Haciendo honor a la verdad he de decir que no me hacía mucha gracia escuchar estas palabras porque, según mi opinión, estaban llenas de conformismo, convencidos de que el mundo era así, en el cual los chivatos y los esquiroles formaban parte del sistema.
Aquella tranquilidad y  naturalidad, no era otra cosa si no la parte de la herencia cultural que la dictadura franquista estaba inculcando en la clase trabajadora. Como ninguno era “tonto”, todos se daban cuenta cómo los administradores y encargados de fincas despistaban lo que podían para su beneficio personal. La consigna que tenían aquellos trabajadores y trabajadoras, era muy escueta y muy claras a la vez: -Tú aunque veas los borricos volar… ¡a callar! Y si alguna noche en las tertulias que los verdaderos productores mantienen en la cocina del cortijo, alguien comenta: -El aperador a parío”-    dalo por hecho.  Allá donde fueres… haz lo que vieres…-.

Todo el mundo sabía que aquellas malas artes que se utilizaban, a pesar de no ser ni éticas ni legales, sí estaban, en cierto modo, autorizadas o al menos permitidas, dependiendo de la escala de poder que cada uno tuviera.

Con esta cultura impregnada hasta los huesos, y el miedo en los años de post guerra civil, entramos a construir un sistema democrático diseñado a largo plazo. Con el miedo antes mencionado pero con ansias de libertad empezamos a confundir ésta, con el “todo vale”, como si estos fueran los   ingredientes adecuados para construir los pilares que deben sustentar un sistema democrático.

Algunos partidos, como el PCE, para formar parte del arco parlamentario tuvieron que renunciar a algunos de sus valores básicos y tragarse entre otras cosas una ley electoral totalmente injusta diseñada para favorecer a las grandes mayorías.

Los nuevos gobernantes ponen en marcha los vicios heredados del sistema dictatorial y fíjense por dónde han salido tantos patriotas, como regionalistas presuntamente convencidos y honrados, alguno de ellos hasta con títulos de honorable.

No sólo el meter la mano ha sido la causa que ha podrido el sistema y ha creado el desencanto generalizado de las ciudadanas y ciudadanos en su mayoría gente que a perdido su empleo y otros que todavía no han llegado a encontrarlo, también el sistema del enchufismo y otras corruptelas han hecho estragos; situación esta, en la que se han ensuciado hasta los sindicatos de clase, que dicho sea de paso: ¡vaya clase!

Da rabia pensar que los efectos del conformismo, el pasotismo, el creer que ya estaba todo ganado y la cultura del que no roba y esconde es por que no tiene dónde, delegando con su voto todo el poder que les otorga la democracia en los ganadores de las contiendas electorales, nos halla llevado a una situación más delicada de lo que pensamos, de la cual no nos va a sacar ningún guaperas por muy buenos perfumes que se ponga y por muchas veces que se desabroche la chaqueta caminando con marcialidad.   

No son los lideres más o menos carismáticos, ni mucho menos las caras de las personas las que nos van a sacar del pozo en el que nos han metido. La solución pasa por cambiar las políticas y la forma de hacerlas, y no veo yo que Pedro esté pensando en otra cosa que no sea en ganar las próximas elecciones generales. O sea, -quítate tu que me ponga yo otro poquito de tiempo-. Pero la intención de unirse a la verdadera izquierda transformadora y a las distintas corrientes que promueven la regeneración de la llamada clase política en un frente común donde esté representada toda la izquierda,  teniendo como objetivo: SALVEMOS ESPAÑA, eso, ni por asomo.

Si recordamos ésta ha sido siempre la estrategia del PSOE: diciendo que son de izquierdas pero argumentando razones de estado para no proceder de esa manera. O sea, que la idea del aspirante a la Moncloa, por lo que se desprende de él por el momento, es ofrecernos más de lo mismo o en caso extremo llegar a un pacto de estado con el Partido popular  para salvar España.

Termino esta reflexión diciendo que no todos los políticos son iguales, hay formaciones políticas que dieron ejemplo luchando por una democracia con  contenidos democráticos de verdad, con una trayectoria ejemplar en todas las instituciones donde ha tenido oportunidad de incidir, bien gobernando o con una oposición fuerte. Tampoco el efecto PODEMOS es algo sólido como para pensar que con ellos llega la panacea. Porque esto sólo es un fenómeno sin estructura orgánica nacido del rebote ciudadano al que sin lugar a dudas ya se estarán acercando nuevos buitres, porque tengamos claro que gente con coleta podrá haber muchos, pero no todos se llaman Pablo. 

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